martes, 28 de septiembre de 2010

RUMI


Cada diecisiete de diciembre desde hace siete siglos, la orden de los derviches danzantes celebra la memoria de su maestro fundador, Yalal ud-Din Rumi, el más grande poeta místico del Islam y, sin lugar a dudas, una de las cumbres de la espiritualidad universal.
La personalidad de Rumi, conocido entre sus seguidores con el apelativo de Mawlana -Nuestro maestro-, es una de las más atractivas y sugerentes de cuantas haya alumbrado el tasawuf o sufismo, conjunto de tendencias místicas desarrolladas en el marco socio-cultural del Islam.
Nacido el treinta de septiembre de 1207 en la ciudad de Balj -mirífico hervidero místico, cuna entre otros de Zoroastro-, situada en los límites de la provincia de Bactria, hoy Afganistán, Muhammad Yalal ud-Din Rumi se crió en el seno de una familia piadosa de alta alcurnia. Así, su padre, Baha ud-Din Walad, formaba parte de una reputada cofradía sufí cuya cadena de maestros -silsilah en árabe- se remontaba de forma ininterrumpida hasta el mismo Mahama. A tenor de lo que aducen los biógrafos de Rumi, fue su padre quien lo inició en algunas prácticas sufíes, cuando éste no era más que un chiquillo. los diecinueve años de edad, Rumi contrae matrimonio con la hija de un noble de la ciudad de Samarcanda. Fruto de dicha unión serán dos hijos. Rumi y su familia al completo se hallan entonces en Laranda, una pequeña ciudad armenia.El último destino del periplo de Rumi y los suyos será la ciudad de Konya,en el centro de la Anatolia turca. En dicho lugar, auténtico cruce de caminos para las escuelas de desarrollo espiritual tanto occidentales como orientales, se escribirá, andando el tiempo, una de las páginas más bellas del sufismo

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